La palabra Meraki proviene del griego moderno (μεράκι) y no tiene una traducción literal exacta en otros idiomas, pero encierra una idea que combina amor, alma y dedicación.
Se usa para describir la acción de poner una parte de ti mismo en lo que haces: tu corazón, tu alma y tu esencia.
En la cultura griega, el trabajo manual, el arte y las relaciones siempre han estado profundamente conectados con el sentido de identidad personal. Por eso, Meraki no se limitaba a describir tareas creativas: también se aplicaba a cocinar, escribir una carta, decorar un espacio o incluso criar a los hijos.
En su raíz, Meraki significa:
- Poner el corazón en lo que haces.
- Cuidar los detalles que para otros podrían pasar desapercibidos.
- Dejar tu huella personal en cada acción.
Un dato curioso: en Grecia, todavía hoy puedes escuchar a alguien decir "το έκανα με μεράκι" (“lo hice con Meraki”) como una forma de expresar que algo se hizo con pasión y cariño, sin importar si era un plato de comida, una canción o una simple nota escrita a mano.
La esencia de Meraki no está en el resultado final, sino en el proceso. Es la manera en que tu energía y tu identidad se quedan impresas en lo que haces, convirtiéndolo en algo único y personal.
Una pequeña historia para recordarlo: cuentan que en un pequeño pueblo griego, una anciana horneaba pan cada mañana para sus vecinos. Cuando le preguntaban por qué su pan sabía distinto, sonreía y decía: "Porque yo no solo pongo harina y agua; pongo mis manos, mis recuerdos y mis oraciones en cada pan". Ese gesto, repetido día tras día, no solo alimentaba cuerpos, sino que tejía lazos y fortalecía la comunidad. Eso es vivir con Meraki.